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Informe preparado por Ing. Agr. Carlos L. Michiels (Asesor en Fertilización de Cultivos y Fertilizantes)

Es una realidad que la cosecha actual de maíz y soja dejará como resultados rendimientos excepcionales debido principalmente a las condiciones climáticas que fueron las más favorables de las últimas campañas. Ahora bien, ¿qué sucede con el resto de los factores que apuntalan esos rendimientos fuera de lo común, como son los nutrientes? ¿Cuál es la realidad que acompaña la próxima campaña?

En las notas de actualidad se pueden leer comentarios de los técnicos de instituciones oficiales o de empresas diagnosticando y poniendo sobre la mesa cuestiones relacionadas a la extracción y falta de reposición de los nutrientes muy bien conocidas al menos por aquellos productores , técnicos y asesores, interesados en ver horizontes más allá de una campaña. No es necesario hacer muchos números; un indicador es que se obtendrán rendimientos que están entre un 15 y un 25% más sobre los mejores rendimientos de las ultimas 10 campañas y por otro lado la aplicación de nutrientes es similar al año 2006. Las causas de porque se producen estos desbalances desde el punto de vista de las decisiones son bien conocidos por todos los actores en el mercado: falta de incentivos, problemas financieros, bajas rentabilidades, cuestiones comerciales, intervenciones de mercados, ergo poca aplicación de fertilizantes.

La pregunta aquí sería si sirven esos diagnósticos para revertir situaciones reales o quedan en el imaginario popular como algo utópico.

Y aquí es donde quisiera comenzar con el análisis dejando de lado el diagnóstico. La situación es compleja y la realidad se da lote a lote, zona a zona, productor a productor. No hay dos rendimientos iguales que generen balances o extracciones iguales. Dependerá de la dotación de nutrientes, de la historia de fertilización, del sistema de producción, de las rotaciones, etc. Lo que sí es una verdad de “Perogrullo” es que para aquellos que tengan decidido hacer cultivos de invierno sea este trigo, cebada o cultivos de cobertura, deberán tener en cuenta un factor adicional a los que habitualmente tienen al final de cada cosecha e inicio de campaña: el estado nutricional de los suelos de sus lotes después de una descomunal cosecha.

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