Las condiciones climáticas que imperaron durante el otoño e invierno en la región sumadas a las demoras en los barbechos con el consecuente avance de las malezas consumiendo agua y por otro lado nutrientes, ocasionaron una baja en la disponibilidad de nitrógeno (N), la cual en cierta medida era esperable, pero que fue confirmada con los valores iniciales en los resultados de los análisis de suelos.
Con los cultivos de trigo y cebada emergidos, y algunos lotes más adelantados transitando el periodo de macollaje, con buenas reservas de agua, resulta crítico prestarle atención a los requerimientos de N de estas etapas del cultivo. Entrando en el mes de agosto nos encontramos con potenciales escenarios donde las reservas de N del suelo son escasas, si es que no se realizaron aplicaciones de N a la siembra.
Como idea del estado del N para la región Centro y Norte de la provincia de Buenos Aires según datos de laboratorios de suelos que operan y trabajan con clientes en la zona, más del 65% de las muestras presentan contenidos de N inferiores a 50 kg ha-1, valores bajos para el arranque de los cereales de invierno.
Gráfico con promedio de 1300 muestras en la región (Datos laboratorio Fertilab SA)
Por otro lado y corroborando esto aunque con muchísimos menos datos, en las muestras propias de ensayos y lotes de producción, nos encontramos con una situación similar donde el 60% de los lotes presentaron valores de N por debajo de los 50 kg/Ha.
Datos propios del año (45 muestras) en el Norte de Buenos Aires.
En general, para rendimientos de 3, 4, 5 toneladas el contenido inicial de N para lograr un adecuado macollaje debería ser de aproximadamente 60, 80 y 100 kg ha-1. Por lo tanto, en función de los requerimientos iniciales de N y considerando además las óptimas condiciones hídricas actuales, es fundamental efectuar una aplicación temprana de nitrógeno (2 ó 3 hojas a principios de macollaje) que debería complementarse con una segunda aplicación en los ambientes o zona de mayor productividad (superior a 4000 kg ha-1).
Por último, se recomienda para quienes no han efectuado aún los muestreos de suelos para N que los realicen antes de que el cultivo cierre el surco y preferentemente sobre franja testigo (sin nitrógeno), si es que ya se ha realizado una primera aplicación de N. Además, la determinación de Nan (nitrógeno incubado en anaerobiosis) resulta imprescindible para ajustar la dosis de nitrógeno sobre todo si se quieren lograr adecuados contenidos de proteína. Si además se suma a esto, el monitoreo del status nitrogenado del cultivo mediante el empleo de herramientas como el SPAD permitiría mejorar el diagnóstico y, por ende, el ajuste de la dosis de N.
En síntesis, las condiciones hídricas de la presente campaña ocasionaron en muchas situaciones de manejo muy baja disponibilidad de N, no solo por los excesos hídricos sino también por falta de controles adecuados de malezas. En tales situaciones de manejo es fundamental la aplicación temprana de una fracción de N, principalmente en ambientes de alta productividad.
Por lo tanto, considerando las condiciones favorables tanto hídricas como de mercado (excelente relación insumo – producto; cereales de invierno / precio de N) surge la necesidad de emplear todas las herramientas que disponemos para el ajuste de la dosis temprana de N con el objetivo de maximizar rendimiento sin perder calidad comercial, o más aún enfatizar en lograr mejorar la calidad comercial.
Informe elaborado por Ing. Carlos L. Michiels (michielscarlos@gmail.com), en base a datos de Fertilab S.A. y datos propios del autor.